domingo, agosto 23

Mentira.

...y acá es cuando uno llega a este estado donde no se sabe quién te dice la verdad y quién te miente.
La honestidad, como todos los ideales son inalcanzables, siempre que conozco a alguien que me dice ser honesto le digo que está mintiendo, porque todos mienten, todos se mienten, todos te mienten, porque tenemos miedo de ser originales ¿qué pasa si me ven como en verdad soy? la gente más honesta es también la gente más repugnante porque no temen ocultar que lo son.
Yo no conozco a nadie honesto, ni siquiera a mi, si no mintiera seguramente habrían los que me tendrían miedo, los que me mirarían con reproche, los que me admirarían por ser quién soy. Yo no conozco a nadie sincero (sincero siempre, no cuando se le de la gana, cuando le conviene).
Si todos fueramos sinceros, nos miraríamos como monstruos. Si todos fueramos sinceros no podríamos mirarnos a la cara.
Si todos fueramos sinceros, nos odiaríamos, todos.
Está bien, todos mienten, pero no todos son hipócritas, también he conocido gente hipócrita, a veces también he sido hipócrita pero me cuido de hacerlo lo menos posible.

A veces me gustaría ser telépata o un detector de mentiras para saber la verdad, pero debe ser doloroso, en el fondo nadie quiere ser sincero...o que le sean sincero, porque duele.

No, no estoy enojada, a pesar de las negritas resaltantes, solo me duele un poco el corazón (si solo pudiera sacármelo un rato) y me gustaría que no hubiera tanta hipocresía en el mundo, osea, cosas sin importancia.

No hay comentarios: