lunes, febrero 23

Metamorfosis



Creo que he cambiado (supongo que)
Quién diría mister blog que ya estoy en tercero medio y ya casi completo mi metamorfosis. No, mister blog, yo no era una oruga que se convirtió en una mariposa, yo siempre fui una mariposa que se avergonzaba de serlo (dicen que los gus-gusanos son más divertidos) solo que me faltan alas para volar, pero en mi mente (en mi conciente, mi inconciente, mi dulce de-lirio) las tenía y volaba hasta el espacio ida y vuelta (paraba en la décima estrella a la derecha, ahí vendían los mejores panqueques). Pero me metamoforsee de mil maneras distintas.
En séptimo fui un pajarito aprendiendo del mundo, un pollito sin idea de nada al borde del precipicio más alto, salvada por una cuerda que me sujetó. En octavo ya me creía ave, yo volaba con monos chinos (¡animación japonesa pues, ignorante!) y ya estaba con los brazos abiertos al nuevo mundo de fantasía. En primero, no sé qué fue, creo que otra adaptación pero es curioso, no recuerdo en qué etapa de la metamorfosis estaba. En segundo fue una caída estrepitosa, un golpe de lleno a donde más duele, una agujita en el alma picando constantemente, un poco de furia (furia-FURIA) y unos charcos de lágrimas y un reencuentro con mister book (mi mejor amigo) que me mantuvo medio lúcida (medio dormida) medio sobria (medio loca) un cuarto adolorida, como tres cuartos abstraída. Yo, mariposa, cambié de color y dejé de ser negra petróleo, porque yo, mariposa, descubrí que habían arcoirishíbridos medio colores, medio sentimientos. Antes quería ser media oscura, demasiado metida en mi estilo de japonesita y ahora ya medio lo dejé, sigo pensando que el negro es un color hermoso que está (¡siempre ahí!) y que acompaña como sombra resignada a cualquier otro color brillante, porque antes yo quería pasar que no me vieran y ahora quiero que me veas brillando (y que no saques los ojos de mi, deslumbrar-te).

Si, los tiempos han cambiado mister blog, yo he cambiado mister blog pero ¿sabes? a veces disimuladamente miro hacia atrás solo para echar un vistazo y darme cuenta de que sigo aquí, en esencia siempre fui igual, sólo que (si me entiende mister) nací de adentro para afuera.

El escritor

Leí en un artículo de una revista consejos para un escritor y decía que un escritor debe amarse a si mismo para escribir bien. Punto para mi, me quiero lo suficiente, mi problema es que me quiero superficialmente y no íntegramente, a veces odio mucho mi interior y otras mi exterior el problema es que odiar mi interior lleva la delantera, hay cosas que adoro de mi y otras que me desagradan y que sé que no puedo cambiar pero hay otras que a mi me parecen geniales sin embargo la sociedad considera incorrectas ¿correcto, incorrecto? Quizás otro problema es que nunca tengo absoluta certeza en cuál es cuál.
De todas formas y como decía Oscar Wilde “Amarse a si mismo es el comienzo de un largo idilio” cuando me ame lo suficiente (lo que implica aceptarme por completo) quizás comience todo pero el problema es que no confío lo suficiente en mi y según el artículo lo que más debo tener es confianza en mi, confianza en mi trabajo, amor por mi escritura, la confianza de que sé crear con palabras como un artista pintando un cuadro, que sé comenzar el trazo y terminar una página repleta de palabras con vida, con movimiento, con sentimiento, como cuando el escritor comienza el “Había una vez” y las palabras solas salen de su mente y pasan a su pluma rondando, danzando, y se posan en la hoja, titilan tres segundos dubitativas hasta que se plasman y forman un cuento. Esa es la magia. Y si el escritor así como el mago no tiene la fe en que el truco le saldrá bien no hay magia porque para lograrlo debe haber confianza y se debe creer.
Ahí está mi problema.
Y otra vez cito a Oscar Wilde “siempre que alguien está de acuerdo conmigo pienso que debo estar equivocado” y es por eso que no sé por qué no puedo creer cuando me dicen que algo que yo escribí está bueno, porque siempre -siempre, siempre- le encuentro algo mal, algo que no puedo arreglar y que me molesta por eso nunca estoy segura, y no sé si realmente escribo bien o no y si de verdad tengo un futuro o no tengo vuelta atrás porque definitivamente no sirvo para esto, porque no tengo la confianza suficiente, porque me cuesta amar lo que escribo y quizás necesito apoyo y eso no me gusta yo debería confiar en que sé lo que hago y que soy buena, solo que soy desconfiada y siempre creo que me están mintiendo para no dañarme. Sinceridad y confianza, eso necesito. Pero…¿como?

viernes, febrero 20

Frío

Yo tenía frío y daba igual que me pusiera mil cuatrocientos cincuenta y dos chalecos no se me iba a pasar, ni con un pijama enterito con tres guateros encima, ni si me hubiese ido en cohete al sol, porque afuera de mi hacía calor pero por dentro estaba más helada que Alaska en invierno, es que algo me congelaba de adentro para afuera como si la tristeza tuviera gripa o la angustia hipotermia, como si la vela del alma se me apagara de un soplido y yo lo veía todo feo, horrible y espantoso y se me ponía un agujero negro en el estómago y me subía un grito desesperado por la garganta y me tiritaba la mano como perro con distemper y me subían mil y un tics nuevos y me decía 'cálmate, cálmate, cuenta hasta diez' y dije 'uno, dos' y al tres ya estaba llorando como magdalena porque el mundo es una mierda y yo me estaba volviendo loca y estaba horriblemente sola como -inserte una comparación aquí- y me hice chiquita en un rincón cuando papi y mami me encerraban en una jaula -mi habitación- y yo gritaba que estaba loca.
Y entonces el siquiatra dijo 'depresión' y ¡oh! el psicotrópico.
En serio así suena menos horrible de lo que en verdad fue. Y más corto y menos helado.

jueves, febrero 19

La felicidad debe ser cuando sientes como el pecho inflado con sonrisas, ese estado donde inspiras, sonríes y expiras y sientes que tienes algo adentro que es inmensamente agradable.
Pero dura un instante y se va.
Pero vuelve.
what a wonderful feeling!