miércoles, octubre 8

A veces me gustaría saltar de un barranco.

A veces me gustaría saltar de un barranco, del barranco más alto. Seguramente no me daría miedo ni vértigo, desconozco lo que eso se siente jamás le he temido a las alturas y no me mareo con facilidad, de hecho...me encanta estar alto.
Me gustaría subirme a una plataforma sola en la nada; no; en la nada no, en el cielo, allí en medio pararme y gritarle al mundo todo lo que odio y lo que amo de vivir para terminar exhausta de gritar, sin voz, sin nada más que decir me vería entonces en la encrucijada.
¿Como bajo?
O me quedo, o me lanzo. Me lanzo, me lanzo, me lanzo. Un paso, pero la duda, ¿llorarán?, se siente bien el aire y tal vez valga la pena quedarse, quizás valga la pena vivir. Pero la sensación.
El aire en la cara.
El vacio a tus pies.
La curiosidad, la adrenalina, el éxtasis.
Y entonces me lanzaría al vacio esperando a tocar el piso que quizás no toque nunca como en esos que llaman 'pozos sin fondo' que siempre me provocan esa sensación de lanzarme, lanzarme solo para saber si caeré por siempre.

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