viernes, febrero 20

Frío

Yo tenía frío y daba igual que me pusiera mil cuatrocientos cincuenta y dos chalecos no se me iba a pasar, ni con un pijama enterito con tres guateros encima, ni si me hubiese ido en cohete al sol, porque afuera de mi hacía calor pero por dentro estaba más helada que Alaska en invierno, es que algo me congelaba de adentro para afuera como si la tristeza tuviera gripa o la angustia hipotermia, como si la vela del alma se me apagara de un soplido y yo lo veía todo feo, horrible y espantoso y se me ponía un agujero negro en el estómago y me subía un grito desesperado por la garganta y me tiritaba la mano como perro con distemper y me subían mil y un tics nuevos y me decía 'cálmate, cálmate, cuenta hasta diez' y dije 'uno, dos' y al tres ya estaba llorando como magdalena porque el mundo es una mierda y yo me estaba volviendo loca y estaba horriblemente sola como -inserte una comparación aquí- y me hice chiquita en un rincón cuando papi y mami me encerraban en una jaula -mi habitación- y yo gritaba que estaba loca.
Y entonces el siquiatra dijo 'depresión' y ¡oh! el psicotrópico.
En serio así suena menos horrible de lo que en verdad fue. Y más corto y menos helado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"En un día como cualquier otro, un ser humano trajo la salvación del mundo, exacto, yo."

La salvación del mundo es un ser humano también, tiene sentimientos y puede deprimirse, pero no dejarse vencer por ello. Sino, ¿cómo salvará al mundo cuando en el hay más de una persona deprimida, y el 'salvador' no puede ni vencer la suya?

Extraña forma de dar consejo por mi parte, pero supuse que de esta forma lo entenderías mejor.